El Sistema de Aislamiento Térmico por el Exterior (SATE) se ha convertido en una de las soluciones más eficaces y sostenibles para mejorar la eficiencia energética en edificios nuevos y rehabilitados. Sin embargo, todavía existen dudas y percepciones erróneas sobre su durabilidad, mantenimiento o compatibilidad con ciertos materiales.
En Weber, creemos que hablar de las desventajas del SATE también es una oportunidad para explicar cómo, con una correcta elección del sistema y una aplicación profesional, estos posibles inconvenientes desaparecen. Por eso, en este artículo analizamos los mitos más comunes, las limitaciones reales y cómo resolverlas desde el conocimiento técnico y la experiencia en obra.
Mito 1: “El SATE es frágil y se deteriora con facilidad”
Una de las supuestas desventajas del SATE que más se repite es su fragilidad frente a impactos o agentes externos. En realidad, esto depende directamente del tipo de acabado y del sistema de refuerzo utilizado.
En Weber, nuestros sistemas webertherm SATE están diseñados con mallas de refuerzo de alta resistencia, morteros flexibles como webertherm basegel o webertherm flex B y morteros de acabados acrilicos con alta capacidad de deformabilidad, que absorben tensiones y garantizan una excelente durabilidad frente a golpes, granizo o cambios de temperatura. Además, los revestimientos finales, ya sean orgánicos o minerales, están formulados para resistir la radiación UV, la contaminación y las variaciones climáticas sin perder color ni textura.
Conclusión: más que frágil, un SATE correctamente ejecutado es una de las soluciones más duraderas y resistentes del mercado.
Mito 2: “El SATE provoca humedad o condensaciones”
Otra de las desventajas del SATE que suele mencionarse tiene que ver con las condensaciones. Este problema no lo genera el sistema, sino una mala ejecución o un diseño térmico incorrecto.
El SATE, cuando está correctamente instalado, elimina los puentes térmicos y estabiliza la temperatura en la envolvente, evitando que el vapor de agua se condense en el interior de los muros. Además, el uso de materiales transpirables —como paneles de lana mineral y revestimientos con buena permeabilidad al vapor— permite que el edificio “respire” de forma natural.
Conclusión: un SATE mal ejecutado puede generar condensaciones; un SATE bien diseñado y aplicado, las elimina.
