Como ya explicamos en el artículo anterior sobre cornisas de fachadas exteriores, estos elementos no solo cumplen un papel estético, sino que son fundamentales para la protección de la fachada y la eficiencia energética del edificio. A continuación, profundizaremos en cómo la cornisa en la construcción se integra con sistemas de aislamiento térmico exterior (SATE), explorando técnicas, materiales y consideraciones prácticas que resultan clave para arquitectos, aplicadores y constructoras.
Qué se entiende por cornisas en la construcción
La cornisa en la construcción es un elemento arquitectónico que sobresale del plano de la fachada, generalmente en la parte superior de muros o ventanas, con el objetivo de proteger la edificación de la lluvia, desviar el agua y aportar un acabado estético definido. Su diseño y colocación afectan directamente a la funcionalidad de la fachada, especialmente cuando se combina con sistemas SATE, que requieren continuidad y protección frente a puentes térmicos y filtraciones.
Desde un enfoque profesional, las cornisas se consideran un componente estratégico dentro del proyecto constructivo, ya que permiten:
- Mantener la integridad del aislamiento térmico.
- Prevenir daños por humedad en la base de la fachada.
- Facilitar transiciones estéticas entre elementos de la edificación.
Por ello, su correcta elección y colocación debe planificarse desde la fase de diseño.
Materiales y compatibilidad con SATE
No todos los materiales para cornisas se adaptan igual de bien a sistemas SATE. Entre los más utilizados en la construcción profesional destacan:
- Hormigón armado o prefabricado: altamente resistente, ideal para cornisas grandes o con diseño ornamental. Requiere fijaciones sólidas y sellado de juntas para garantizar que no se comprometa el aislamiento térmico.
- Morteros especiales o yeso proyectado: permiten una integración fluida con el SATE, evitando discontinuidades y manteniendo la uniformidad del aislamiento.
- Materiales ligeros con revestimiento mineral: diseñados y recomendados específicamente para sistemas SATE, combinan facilidad de instalación, bajo peso y compatibilidad con adhesivos y acabados del aislamiento.
La elección dependerá del tipo de proyecto, dimensiones de la cornisa y condiciones climáticas locales. En cualquier caso, el objetivo es asegurar durabilidad, resistencia y continuidad del aislamiento.