Este artículo cierra nuestra serie sobre el papel de la cornisa como elemento constructivo y su relación con los sistemas SATE. Y como ya explicamos en el anterior artículo sobre la cornisa en la construcción, estos elementos arquitectónicos no solo aportan valor estético a las fachadas, sino que también cumplen funciones esenciales en la protección de la edificación y la eficiencia energética. En este artículo, nos centraremos en la cornisa de un edificio, analizando cómo realizar su mantenimiento, rehabilitación y cómo integrarla con sistemas SATE para optimizar tanto su durabilidad como el rendimiento del aislamiento térmico.
La importancia de la cornisa en la fachada
La cornisa de un edificio es más que un simple remate decorativo. Este elemento sobresale del plano de la fachada, protegiendo muros y ventanas de la lluvia y el sol, evitando filtraciones y deterioro prematuro del revestimiento. Para arquitectos y constructoras, una cornisa bien diseñada y mantenida es un aliado estratégico que contribuye a:
Prevenir problemas de humedad en el plano de la fachada.
Garantizar la continuidad del aislamiento, evitando puentes térmicos.
Mejorar la eficiencia energética del edificio.
Prolongar la vida útil de sistemas como SATE.
Su correcto mantenimiento y rehabilitación son fundamentales, especialmente en edificios antiguos o sometidos a condiciones climáticas adversas.
Tipos de deterioro y señales de alerta
Con el paso del tiempo, la cornisa de un edificio puede presentar distintos tipos de desgaste que comprometen su funcionalidad y estética:
Fisuras o grietas: pueden aparecer por movimientos estructurales o cambios de temperatura.
Desprendimiento de revestimientos: sobre todo en cornisas de hormigón o yeso proyectado, afectando la protección de la fachada.
Manchas de humedad: indican filtraciones de agua que pueden llegar al sistema SATE si no se interviene a tiempo.
Degradación por agentes climáticos: viento, lluvia y sol intenso pueden desgastar el acabado de la cornisa y comprometer su integridad.
Detectar estos problemas a tiempo permite planificar intervenciones de mantenimiento o rehabilitación sin afectar la eficiencia energética del edificio.