¿Cómo ayuda un buen aislamiento a mejorar la calidad del aire interior?

Calidad aire interior

Vivimos en un mundo cada vez más urbanizado, lo que conlleva que la calidad del aire y su contaminación sean aspectos cada vez más reñidos. Sin embargo, generalmente se asocia una mala calidad del aire a los espacios exteriores, obviando el problema dentro de los espacios interiores. 

La calidad del aire y el aislamiento están mucho más relacionados de lo que pensamos. Desde la reducción de la entrada de contaminantes externos hasta la regulación de la temperatura y la humedad, en el siguiente artículo queremos entrar en detalle en cómo un sistema de aislamiento eficaz puede contribuir significativamente a crear un entorno interior más saludable y confortable.

Obras destacadas webertherm

El problema de la calidad del aire interior

Numerosos estudios estiman que pasamos casi un 90% de nuestro tiempo en los espacios interiores, sobre todo en el trabajo y en casa. Ante esta realidad, como es evidente, todos los humanos necesitamos respirar con ciertos estándares de calidad del aire. Sin embargo, no somos conscientes de que el aire que hay dentro de nuestras viviendas, oficinas, escuelas y edificios puede estar tan contaminado como el del exterior.

Es importante tomar conciencia de cómo evitar respirar aire contaminado en espacios interiores, ya que, debido a la exposición a productos químicos, elementos contaminantes, alérgenos y partículas, este puede resultar realmente nocivo.

¿Qué factores dificultan la calidad del aire interior?

Sabemos que una óptima calidad del aire interior mejora nuestro bienestar y aumenta la productividad en el lugar de trabajo pero, ¿cómo llega a contaminarse? La Agencia de Protección de Medio Ambiente ha incluido en sus listas tres categorías de contaminantes, todos ellos capaces de crear problemas de salud graves.

  • Contaminantes de combustión: Hablamos de gases o partículas invisibles como el monóxido de carbono y el dióxido de nitrógeno, que están relacionados en la mayoría de los casos con la forma en la que calentamos nuestros espacios internos. Estos contaminantes tienen su origen en los materiales que se queman: estufas de leña y gas, hornos y calentadores de agua junto con las chimeneas, etc. La ventilación deficiente afecta mucho a sus niveles, así como otros factores como su instalación, mantenimiento y el tipo de combustible.
  • Compuestos Orgánicos Volátiles (COV): Son un tipo de compuestos químicos orgánicos que se desprenden como gases de los sólidos o bien de los líquidos. Muchos productos de uso doméstico populares desprenden COV: productos de limpieza y desinfectantes, pinturas, barnices, materiales de construcción tratados y muebles, pesticidas, adhesivos, fragancias sintéticas y ambientadores, productos de limpieza en seco y materiales textiles limpiados en seco, alfombras, disolventes, cosméticos y productos de higiene. Los COV más comunes son la acetona, el benceno, el etilenglicol, el formaldehído, el cloruro de metileno y el percloroetileno.
  • Factores desencadenantes de alergias y asma: Las personas que padecen alergias o problemas respiratorios son las más susceptibles, pero todos podemos estar afectados por cualquiera de los elementos siguientes: moho, ácaros del polvo, polen, humo y caspa de animales domésticos. El moho afecta normalmente a los cuartos de baño, sótanos y a los dormitorios ventilados de forma inadecuada en donde el polvo, los ácaros y el pelo y caspa de animales pueden encontrarse en materiales textiles, en el suelo y los muebles.

¿Cómo mejorar la calidad del aire en casa? 

De manera general, la calidad del aire interior depende de diversos factores que afectan al bienestar de los usuarios. La temperatura, la humedad, el ruido, la velocidad del aire o la exposición a fuentes de contaminación de diferente origen son las principales fuentes de contaminación. 

Como comentábamos anteriormente, la Organización Mundial de la Salud (OMS) reconoce que el aire de los espacios interiores puede llegar a estar de cinco a diez veces más contaminado que el aire exterior. Una estimación que no debería pasar desapercibida, ya que la mala calidad del aire genera disconfort y, por lo tanto, incomodidad, además de efectos negativos sobre la salud de las personas que lo respiran.

En España, el Código Técnico de la Edificación (CTE) regula, mediante la Sección 3 del Documento Básico de Salubridad, la calidad del aire interior en viviendas, en almacenes de residuos y trasteros en edificios de viviendas, y en aparcamientos y garajes en edificios de cualquier uso. El resto de superficies, en cambio, se contemplan en el Reglamento de Instalaciones Térmicas en Edificios (RITE).

De esta forma, el CTE, con el objetivo de garantizar la mejor calidad del aire interior, caracteriza y cuantifica unas exigencias mínimas. Dichas exigencias consisten en el cumplimiento de unos valores mínimos de caudal de renovación del aire, en función del uso del edificio, así como unas condiciones generales de diseño, dimensionado y construcción para los sistemas de ventilación.

Ante estos requisitos y exigencias, una de las soluciones más efectivas para mejorar la calidad del aire interior es apostar por un sistema de aislamiento eficiente, evitando así la entrada de agentes externos contaminantes y la formación de humedades o moho que puedan poner en riesgo la salud de las personas que forman parte del edificio. 

Humedad, calidad del aire interior y aislamiento exterior de fachada

Un nivel de humedad saludable en los espacios interiores es el que se sitúa entre el 30% y el 50%. El aire demasiado húmedo crea las condiciones ideales para los ácaros de polvo y del moho. Ante esta situación, el aislamiento exterior de la fachada no sólo cumple una función esencial en el control de la temperatura, sino que también juega un papel importante en la gestión de la humedad. 

De esta forma, cuando se instala correctamente, este tipo de aislamiento actúa como una barrera eficaz a la hora de prevenir las humedades de condensación superficial en el interior de las viviendas. Como hemos visto, la humedad en el interior de una estructura puede conducir a problemas de calidad del aire, como la proliferación de moho, ácaros y otros alérgenos, así como al deterioro de la calidad del aire debido a la liberación de compuestos orgánicos volátiles (COVs).

El SATE, además, también puede ayudar a reducir la humedad en el interior al prevenir la infiltración de agua de lluvia. Así, siempre que se lleve a cabo una óptima instalación y sellado del sistema de aislamiento, se garantizará una capa adicional de protección contra la humedad, lo que beneficia la calidad del aire interior al minimizar la posibilidad de daños por humedad.

En esta línea, al proporcionar una capa adicional de aislamiento en las paredes exteriores, el SATE ayuda a mantener una temperatura interior más constante y cómoda. Esto reduce la necesidad de calefacción o refrigeración excesivas y, como resultado, disminuye la concentración de partículas suspendidas en el aire que pueden afectar la calidad del aire.

En Weber, muchas de nuestras soluciones webertherm además presentan altos índices de transpirabilidad, lo que los convierte en grandes aliados para mantener un buen ambiente interior.

Además, al elegir materiales de aislamiento y revestimientos exteriores respetuosos con la calidad del aire interior, se garantiza que no se liberen sustancias dañinas o compuestos orgánicos volátiles (COVs) en el entorno interior.

En definitiva, desde la prevención de la entrada de contaminantes externos, como polvo y partículas finas, hasta la regulación de la temperatura y la humedad, un sistema de aislamiento eficiente como el SATE desempeña un papel crucial en la protección de la salud y el bienestar de quienes habitan o trabajan en un espacio cerrado. ¿Quieres saber más? En Weber estaremos encantados de proporcionarte toda la información que necesites. Contacta con nosotros.