¿Cómo pasivar y reparar elementos estructurales de hormigón?

La durabilidad del hormigón se define como su capacidad para comportarse de forma satisfactoria frente a las condiciones físicas y químicas a lo largo de la vida útil de la estructura, protegiendo también las armaduras y elementos metálicos de su interior.

Problemas más comunes

La alcalinidad que tiene el hormigón ofrece a la armadura una protección frente a la corrosión, llamada pasivación. Pero esta alcalinidad va disminuyendo con el tiempo, debido al proceso de carbonatación que se produce por la reacción del CO2 (dióxido de carbono), presente en la atmósfera, con el hormigón.

Carbonatado, el hormigón queda desprotegido y con la humedad y las lluvias, las armaduras se oxidan. Al oxidarse, aumentan de volumen, provocando la rotura del hormigón y el desprendimiento del mismo.

Este proceso se va acelerando cuando el hormigón es muy poroso o existe poco espesor de recubrimiento de las armaduras (menos de 2 cm).

Las consecuencias se ven en balcones, frentes de forjado, elementos decorativos, donde los revestimientos se desprenden y las armaduras quedan expuestas.

La renovación de este hormigón y la protección de las armaduras no se puede realizar con un mortero convencional. Se debe emplear un sistema de reparación que asegure la durabilidad, impermeabilidad y adherencia del mortero.